Para algunas personas percibir la relación entre la ciencia y la tecnología con el pensamiento social de la Iglesia es muy difícil, ya que aseguran que no existe un vínculo entre ninguna de ellas y que distan mucho la una de la otra; sin embargo, la reflexión antropológica sobre el propio sentido de la existencia, el sentido de la práctica de la medicina, del mismo modo la cuestión de la justicia social, es iluminada por muchos aspectos de las enseñanzas tradicionales de la fe católica; consiguientemente la Cosmogénesis, que es el “estudio de la secuencia de eventos involucrados en el desarrollo del Universo”, trata de alguna manera de involucrar a tres horizontes muy importantes en su estudio, estos horizontes son la Religión, la Filosofía y la Ciencia, los cuales están entrelazados pero buscan diferentes objetivos; por ejemplo, para algunas personas el Universo se originó como resultado directo de una gran explosión o de un cataclismo cósmico (Big Bang), pasando de la nada más absoluta, al todo; en cambio, para otras personas ha sido Dios el que ha creado este mundo, tal como lo afirma la Sagrada Escritura.

Pero no fue hasta el siglo XX cuando un sacerdote belga llamado Georges Lemaître que también era un físico excepcional, logró desvincular completamente la ciencia de la religión y para ello recurrió a una cita de Galileo Galilei que decía, “la biblia y la religión nos habla de la salvación del alma humana, de cómo vivir una buena vida y de cómo ir al cielo si uno cree en el más allá”; lo que quiere decir que, el conocimiento del Universo y la relatividad no son necesarios para la salvación del alma, ya que el hecho de que Dios creara al Universo en el Bing Bang durante un día completo y que según él, hubo un día sin un ayer, quiere decir que hubo un momento en el cual el espacio y el tiempo fueron creados por Dios. Sin embargo, la ciencia suele medir el lugar que ocupa un objeto en el espacio o el tiempo que se necesita para mover algo de un lugar a otro, por lo tanto, en la creación del espacio y del tiempo la ciencia no podía funcionar si Dios existe antes de estos dos, ya que la ciencia no podrá decir jamás, si Dios existe o no, porque existió un lugar anterior al espacio y al tiempo; así, fue como Lemaître separó la religión de la ciencia, y dijo que las dos eran cosas muy distintas; ya que la religión son creencias impulsadas por la fe y, por otro lado, la ciencia es impulsada por la búsqueda de conocimientos; por lo tanto, ambas cosas nunca se mezclan y no deberían hacerlo.

Pero ¿es posible conjuntar estas teorías tan incompatibles con la ayuda de la ciencia y de la tecnología actual? y, ¿una persona creyente puede defender la teoría del Big Bang sin caer en una contradicción ideológica? A mi manera de ver sin duda es así, ya que con el avance tecnológico que hoy gozamos, algunos científicos han llegado a la conclusión de que Dios existe y que es responsable de lo que vemos en la naturaleza, incluso el propio Albert Einstein, quien fue un físico alemán de origen judío, aunque nunca llegó a la creencia en un Dios personal, tenía un famoso refrán que decía “La ciencia sin religión está coja y la religión sin la ciencia está ciega”, la cual la pronunció en una declaración en un simposio en 1940 en Nueva York, sobre el tema, ¿Cómo la ciencia, la filosofía y la religión pueden sustentar y promover la democracia?; esto quiere decir que, aunque Albert Einstein no profesaba ninguna religión concreta, sentía una veneración divina por el orden de la naturaleza, como lo demuestran sus numerosos aforismos espirituales.

Es muy importante recalcar la importancia de la ciencia y del avance tecnológico que disponemos hoy en día, ya que la tecnología se ha convertido en una herramienta muy indispensable para nosotros y esto lo podemos corroborar en nuestra vida diaria; por ejemplo, gracias a ella las personas pueden estar informadas casi inmediatamente de los sucesos más importantes que están ocurriendo en cualquier lugar del mundo y sin la necesidad de salir de sus hogares; pero esto no quiere decir que el desarrollo tecnológico deba afectar a las personas negativamente a la fe cristiana, más bien, debería favorecer a elevar la preparación intelectual y a descubrir con más profundidad los dones que Dios nos ofrece.

Para muchas personas la consecuencia más importante de la ciencia y de los avances tecnológicos ha sido la superación de la pobreza y el alargamiento de la vida de las personas, la cual hoy en día el promedio ronda por los 70 a 80 años; sin embargo, con respecto a la tecnología y a la medicina, la Iglesia como institución ha acusado fuertemente de la manipulación genética con fines de manipular y mejorar algunos aspectos de la evolución de los seres humanos, particularmente lo que se pregona con la eliminación de la predisposición genética a sufrir de enfermedades de carácter hereditario como la diabetes o el cáncer. Es por ello que algunos han hablado de la Bioética y de la precaución con el pensamiento eugenésico o del mejoramiento genético, el cual es un pensamiento muy antiguo que puede conducir a consecuencias fatales.

Es muy importante recalcar que la Bioética no se contrapone en ningún momento a la investigación, sino es todo lo contrario, ésta quiere ayudar y promover la investigación desde sus métodos tanto inductivo como deductivo, pero hecho desde una forma ética y con conciencia, tomando decisiones acertadas de acuerdo a categorías de valor y sobre la virtud griega denominada, prudencia; es decir, la diferenciación entre el bien y el mal. Es por ello que se está exigiendo que exista el aval de un comité de Bioética para poder decir si una investigación puede continuar, antes de aplicar instrumentos con la población en la cual se va a hacer la investigación. Por lo tanto, la gran mayoría de universidades, poco a poco van tomando conciencia de hacer ciencia y tecnología, sin descuidar la esencia de la humanidad del ser humano.

El pensamiento social de la iglesia también le toma a la tecnología como un aspecto positivo en cuanto se refiere a la comunicación; por ejemplo, por medio del internet se puede crear blogs o páginas web de iglesias de todo tipo de religión, ya sea católica, cristiana, musulmana o judía, y acercarse por ese medio a sus fieles como en cualquier otro acompañamiento pastoral, teniendo en cuenta que lo único que varía es el instrumento para acercarse a las personas, por lo que están mediadas a través de un sistema, pero se encuentran al otro lado para compartir sus inquietudes o diálogos pastorales; haciendo del internet un instrumento positivo para realizar el deber y la misión más importante de la Iglesia, el cual es el evangelizar a sus seguidores. Por este motivo, el internet es considerado como un excelente recurso para llegar a la comunidad y transmitir un mensaje.

Un claro ejemplo del uso de las redes sociales fue desde la elección del Papa Francisco, el 13 de marzo de 2013, ya que la Iglesia modificó radicalmente sus costumbres tradicionalistas sorprendiendo tanto a católicos como a no creyentes con opiniones menos conservadoras que las de sus predecesores. «Con 19 millones de seguidores, el Papa Francisco es la segunda personalidad política más popular en Twitter. Sus tweets, traducidos en nueve idiomas entre ellos el latín, casi siempre son razonamientos bíblicos que invitan a los seguidores a reflexionar sobre temas de actualidad”.

Finalmente, para concluir este post sobre el Pensamiento Social de la Iglesia en relación con la Ciencia y Tecnología, citaré al Papa Benedicto XVI con una frase que dijo en la Encíclica Spe Salvi.

“La ciencia puede contribuir mucho a la humanización del mundo, pero también puede destruir al hombre y al mundo si no está orientada por fuerzas externas a ella misma”
Papa Benedicto XVI
265° papa de la Iglesia católica y séptimo soberano de la Ciudad del Vaticano.