Orígenes de la tecnología

Los robots en la antigüedad

Solemos hablar de los robots y sus habilidades. Si bien muchos no tienen aún demasiadas cualidades humanas sabemos que el rumbo está marcado. La tecnología actual permite imaginar incluso cómo serán y qué serán capaces de hacer. Pero sorprendentemente hay testimonios de autómatas en épocas remotas, muchos de ellos con descripciones similares a lo que esperaríamos nosotros hoy en día, ¿casualidad?

La historia antigua cuenta que había guerreros, criadas y hasta monstruos capaces de moverse por sí mismos y razonar. ¿Qué tan lejos en el tiempo aparecen estas leyendas? Podemos comenzar en la antigua Grecia, donde la Ilíada habla de un dios Hefestos. Entre sus creaciones, que no fueron pocas, estaban unos trípodes de cobre que se auto-propulsaban para desplazarse sobre sus ruedas de oro (sí hay que reconocer que no se iba con chiquitas al elegir materiales). Del mismo material también hizo dos doncellas que no solo le servían como criadas, sino también podían ser sensatas, sabias y expresarse por medio del habla coherentemente para atenderlo, divertirle, cantarle, etc. ¿Más? Pues bien, cambiando a un material más humilde, cobre, también construyó el monstruo Thalos como guerrero para defender a la isla de Creta. Según cuenta la leyenda, esta criatura tenía también el don del habla, siendo capaz de detectar y atacar a embarcaciones enemigas.

Pero la mitología china fue mucho más atrás en la historia cuando hablan de Chi You. Dios de la guerra. Hablan de hechos que pasaron en el siglo XXVI a. C., cuando las dinastías Han se originan venciendo a las tribus bárbaras que habitaban el continente. Según la leyenda, el dios tuvo más de 80 hermanos y era una criatura grotesca, con seis brazos, cuatro ojos, tridentes en lugar de orejas, una cabeza hecha de cobre y la frente de hierro. Sus habilidades, además de atacar y defenderse era capaz de construir armas…¿Podríamos decir un robot que construye armas?

Por supuesto la milenaria cultura china da muchas más leyendas interesantes sobre autómatas primigenios. Otra leyenda cuenta sobre el emperador Huang Ti (alrededor de 3000 a. C.) y su mascota favorita: un dragón de brillo metálico en el que se montaba para salir a volar por ahí. Lo curioso es que, al mejor estilo aerolíneas actuales, el bicho no podía volar si las condiciones meteorológicas eran desfavorables (fuertes vientos o lluvias).

La lista de leyendas se complementa con varios rastros de autómatas construidos en la antigüedad. Los egipcios tenían algunos basados en la fuerza de agua para mover partes de estatuas y hasta hacer volar una paloma mecánica por propulsión a chorros de aire. Los más famosos tal vez sean los que se atribuyen a Leonardo Da Vinci (algunos de los cuales se cree que realmente no le pertenecieron sino que las compró a antiguos artesanos).

Como sea, ahora sabemos que los robots ya existían hace mucho tiempo, si no en materia, al menos en la mente de las antiguas culturas, y con un nivel de descripción en algunos casos sorprendentes.

Daniela López De Luise

Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires

Académica coordinadora CETI