La ingerencia de la IA en la enseñanza

Los IA docentes

Antes las aulas estaban marcadas por la presencia de un pizarrón, unas tizas, papeles con conocimientos listos para ser entregados y la gloriosa presencia del docente.

Parece que Isaac Asimov no fue el único que imaginó que algún día los encargados de la enseñanza podrían ser los robots. Claro que en su fantasía robots es sinónimo de sistema inteligente que actúa casi como un humano corriente, lo que aún los técnicos parecen vislumbrar como algo dudosamente posible a juzgar por los hechos.

En la realidad de nuestras aulas, los sistemas inteligentes educativos suelen ser más bien una herramienta que colabora en la enseñanza. De modo general se puede decir que existen dos grandes vertientes: para hacer una tutorización guiada, y para imprimir una estrategia constructivista y dinámica al material docente. En el primero las ideas no son tan ambiciosas como la de un robot parándose frente a los alumnos y diciéndoles el tema del día ni comentándoles lo bien que estuvieron en clase hoy. Más bien la idea es algo que los especialistas llaman Sistemas Tutores Inteligentes (STI), que adaptan los planteos didácticos y pedagógicos en base a cuestiones bien definidas en cantidad y alternativa como puede ser el desempeño académico del alumno. De las aplicaciones en la construcción de material de enseñanza, estos también se encuentran bastante acotados a ciertas reglas de formación propias del constructivismo, interfases con tecnología hipermedia, trabajo colaborativo, y análisis de sentimientos entre otros.

En los modelos de formación actuales, sin embargo, aún persisten residuos de la enseñanza de hace más de 100 años. Corresponde entonces al sistema entender que los nativos digitales ya no consideran a la «presencialidad» como un medio vital para el aprendizaje sino para la socialización, la incorporación de herramientas tecnológicas en la modalidad adecuada para que los alumnos no se dispersen pero se sientan mas cómodos con el proceso de adquirir conocimientos, y consideraciones tal vez un poco más sutiles como el correcto uso de los potentes sistemas inteligentes en el proceso. Entre los beneficios que la comunidad encontró al aplicar IA en el aula está la posibilidad de incentivar nuevas perspectivas, lo que se ha dado en llamar educación STEAM (siglas del inglés, correspondiente a ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemática) entre otros.

La formación de las futuras generaciones sigue siendo un desafío, ahora impactado por las cuestiones tecnológicas de manera más obvia que en años anteriores debido al sacudón que las aulas han sufrido por la pandemia reciente de COVID 19.

Actualmente se sabe que los STI no son tan inteligentes como se esperaba, ni tan universalmente usables (aún en las aplicaciones técnicas de programación más avanzadas). Por ello la tendencia actual es mas bien considerar a estas IAs como meros ayudantes del tutor humano, complementando su actividad si se ve impedido de dedicar más tiempo a sus estudiantes y para los estudiantes que buscan aprender en forma más autónoma.

Daniela López De Luise

Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires

Académica coordinadora CETI