Personajes de la ciencia

Cómo vive el lenguaje a los ojos de Wildgen

Influenciados por la corriente estructuralista, durante décadas los científicos consideraron que el lenguaje seguía pautas muy estrictas dentro de una estructura general. Pero hubo un investigador que se atrevió a romper con lo clásico y se animó a explicar la lengua desde algo conocido como fractales.

Wolfgang Wildgen
Créditos de René Thom’s Semiotic Heritage, Lang, Bern: 9-19.

Explicar los mecanismos de razonamiento detrás de nuestro lenguaje ha sido objeto de estudio desde hace décadas. Inicialmente las explicaciones de los científicos se basaron en el estructuralismo. Pero el lingüista Wolfgang Wildgen tenía otra idea cuando en 1998 lo explica como un fenómeno fractal.

Todo inició con un largo período de estructuralismo, donde se consideraba que nuestro cerebro para hablar accedía a un molde prefabricado. Pero hacia finales del siglo XX comenzaron a correr nuevos aires, y los científicos recurrieron a mecanismos de explicación más sofisticados que pudieran ser más ajustadas a lo que sucede cuando nos comunicamos con palabras habladas o escritas. Logran introducir nuevos “jugadores” al partido. Algunos llamaron a estos jugadores “no lineales”, y se listan entre ellos algunos famosos que tal vez resulten conocidos: las redes neuronales, teoría del caos y la teoría sinérgica.

Ahora las jugadas pasan al fondo de la cancha, cuando el lingüista alemán comienza a hablar de estratos profundos del lenguaje donde subyacen jugadas muy acertadas que tienen como estrategia general pensar la naturaleza caótica de la Lengua. Con esta nueva mirada del partido, se explicó satisfactoriamente por qué no funcionaban todas las estrategias que pretendían atrapar al balón con explicaciones probabilísticas, que si bien podían gambetear una aparente explicación de por qué seleccionamos ciertas palabras y las articulamos de cierta manera, indefectiblemente terminaban perdiendo el partido.

Como si ésto fuera poco, con el tiempo pensándolo bien, incluso se dieron cuenta de que algo caótico también puede manejar las bondades de algo que no lo es. La explicación es bastante lógica: en ambos casos se puede establecer información precisa de los estados inicial y final de cualquier comunicación, la diferencia estriba en que lo caótico no puede dar rastro preciso (pero sí probabilístico) de cómo llega de uno a otro estado. Claro que ahora el problema recae en que estas ideas no explican la evolución de las lenguas vivas.

Entonces Wildgen encuentra que hay un elemento que perturba las jugadas: existe un proceso de “copia” o reconstrucción del significado en el receptor de la comunicación. Sería en ese proceso donde aparecen distorsiones que a veces quedan instaladas en el sistema cognitivo. El efecto acumulado de varios corrimientos como estos serían los responsables de la “evolución” o modificaciones del lenguaje a lo largo del tiempo. La mirada matemática pone ecuaciones a estos fenómenos y encuentra una manera precisa de representarlos, descubriendo que esos cambios también pueden llamarse con una sofisticada palabra: fractal.

Daniela López De Luise

Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires

Académica coordinadora CETI