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Editorial

La piel inteligente se pone más inteligente

Se viene una tecnología revolucionaria, que solo necesita de una espuma y algo llamado piel inteligente. Con ello los científicos pretenden ayudar a la salud y al entretenimiento.

Desde el 2021 algunos laboratorios vienen experimentando con prototipos de algo denominado “piel electrónica” o “piel inteligente”. Si bien generalmente no irrita ni hace daño, algunas variantes pueden incomodar por no ser a prueba de sudor. Esta “piel” falsa es un parche adhesivo adaptable integrado a un sensor que permite captar señales a flor de piel y derivarlas para ser estudiadas con una computadora. Ahora han descubierto que la combinación de una piel inteligente con el agregado de un aerosol ayuda a que los científicos puedan monitorear los movimientos de las manos para saber lo que dicen en un lenguaje de señas, o los gestos y desplazamientos. Además de poder ayudar a personas mudas, este genial invento ayudaría, por ejemplo, a evitar el uso de los tradicionales teclados y ratones para interactuar con un dispositivo electrónico.

Si bien su inteligencia requiere de un entrenamiento inicial sobre el individuo que lo usará, según sus creadores son simples de entrenar, ya que no requiere de grandes conocimientos y aprende rápidamente con pocos movimientos.


foto (c) SPECTRUM.IEEE.ORG MARCH 2023. pp 12

Los fanáticos de los videojuegos y de la realidad virtual no quedarán excluidos, ya que se prevén adaptaciones para ellos también. En el ámbito de las ciencias médicas hay una serie de diseños que posiblemente habiliten a cirujanos su uso para intervenciones remotas y quien no dice que en el futuro los propios pacientes lo puedan usar para controlar los brazos y piernas ortopédicas.

Este avance sería un gran paso en la línea de los dispositivos inteligentes que hacen el control y observación de movimientos y gestos. Lo que antes eran sensores implantados, o guantes con sensores conectados a máquinas que aprenden automáticamente sería ahora reemplazado por esta nueva tecnología.

Aún restan algunos ajustes en cuanto al nivel de dependencia entre la inteligencia del dispositivo y su entrenamiento inicial, pero los resultados son prometedores.


Daniela López De Luise

Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires

Coordinadora Académica CETI