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Tecnología y sociedad

¿Qué es la violencia digital?

Tal vez no exista una lista oficial pero los usuarios de las redes sociales son indefectiblemente vulnerables a un conjunto de acciones de terceros que pueden afectarles en su imagen o incluso poner en riesgo su integridad física. Poca gente está alerta a los indicios de estos malhechores, mientras que el resto sufre de una total desinformación acerca de estas cosas. La mala noticia es que ignorar no es sinónimo de estar preservado. La buena noticia es que resulta bastante sencillo tomar algunas medidas preventivas.

Ser parte de la sociedad moderna implica tener una identidad digital asociada a nuestra entidad física y sicológica. Esta nueva dimensión es un extraordinario crecimiento que nos impacta de maneras nuevas, y nos recrea constantemente: ya los tiempos mentales, las cosas que nos gusta decir, la manera de contar lo que nos pasa, el sentido del humor, y muchas otras cuestiones que otrora eran estables y preciosamente mantenidas ahora cambian al ritmo de las tecnologías, o peor aún, conforme la modalidad en que se usan. Ahora existen grupos virtuales de donde podrías ser el excluido, para privarte de voz y voto en ese espacio compartido. O tal vez hayas publicado algo que pueda ser opinable desde distintas miradas y despiertes una avalancha de insultos electrónicos sin importar lo respetuoso que intentaste ser. Otros estilos de violencia digital pasan por la violación de la privacidad, y de pronto una foto o alguna situación que consideras muy delicada para ti sale a la luz como la publicación de alguien que nunca te consultó al respecto… ¿y si esa persona dispone de información personal de tipo sexual? Podemos caer en una sextorsión (una extorsión basada en fotos o mensajes íntimos).

En la línea de la violencia digital sexual también hay quienes realizan la trata virtual de personas. Esto consiste en robar la identidad de una persona, típicamente de una publicación con datos suficientes para ofrecer y cobrar por servicios sexuales como si se tratara de esa persona.

Algunas veces las acciones perjudican la salud de ese ser virtual que se construye en base a interacciones y contactos. Existe el llamado stalking, o acecho en forma de contactos compulsivos y frecuentes en todo lugar donde se exponga virtualmente la persona. El agresor busca tener contacto a toda costa, frecuentemente por cuestiones sentimentales.

Foto de Mo Eid: https://www.pexels.com/es-es/foto/ligero-paisaje-hombre-persona-8347499/

El fraping es cuando alguien decide hacerse pasar por uno y realizan actividades normalmente poco correctas como insultar o agredir o expresar ideas que no coinciden con las de uno.

La lista de posibilidades no está cerrada y desgraciadamente la creatividad no falta a la hora de la violencia digital. En parte esto sucede por el vacío legal pero también por la falta de información correcta de muchas personas acerca de estas posibilidades, y de cómo prevenirlas. Algunos centros educativos ya están generando una conciencia al respecto, pero deberíamos conversar de la ética digital, las normas ligadas a esa ética y por supuesto la cultura familiar y cómo maneja su exposición a estas cuestiones.

Evolucionar es natural pues somos seres pensantes y creativos, pero entonces, ¿por qué no evolucionamos culturalmente estos cambios?


Daniela López De Luise

Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires

Coordinadora Académica CETI